Soy Margó. Me gusta la navidad, nadar, dibujar y… los calendarios de Adviento. Todo empieza después de mi cumpleaños a finales de noviembre: estoy contenta y contando los días que faltan primero para las vacaciones y después para Navidad. Me gusta prepararlos para mis sobrinos; antes apuntaba ideas en cuadernos, y ahora las pinteresteo.

Hace seis años se me ocurrió hacer algo distinto: escribir un blog que sólo se actualizara veinticuatro días al año, y en el que pudiera compartir algunas de mis debilidades.

En Adviento 2013 pensé en rendir homenaje a unos cuantos ilustradores y creadores que nos llevan a tierras mágicas o simplemente me hacen tener ganas de dibujar y de mejorar. Ese año, mientras preparaba la entrada de Tintín, decidimos dar continuidad a Adviento. Fueron los dibujos de Hergé con su simplicidad los que nos generaron la nostalgia de la infancia.

En Adviento 2014 hablamos de juguetes, esa máquina del tiempo única que todos conocemos y que en ocasiones nos teletransporta a tiempos y lugares fantásticos. También se acercaron algunos amigos a jugar con sus juguetes favoritos. Gracias chicos, además de que os admiro desde siempre, habéis recuperado ese momento tan feliz en la infancia de cualquiera, cuando tus amigos venían a casa a jugar. Os quiero.

En Adviento 2015 las cosas que coleccionábamos en casa adquieron protagonismo: mi hermana recopilaba décimos de lotería y los más bonitos del año eran los del día 22 de diciembre. Yo despegaba sellos de las cartas y mis favoritos era los especiales de Navidad. En esas fechas enviábamos y recibíamos postales y las que más admiraba era las reproducciones de cuadros famosos, por eso intenté traer un poco de arte a las ventanas del blog-calendario porque ¡un cuadro es una de las más bellas ventanas!

Las últimas cenas de Nochebuena hemos estado pendientes de un viajero y de un mapa porque una aplicación nos iba informando en tiempo real de la ruta que Santa Claus; en esos momentos Lucas, Carlota, Laura y David muestran un gran interés por la Geografía y Cartografía. Para ellos y para todos los que tengáis pasión por los viajes y las aventuras os invito a explorar Adviento 2016 —aventura y adviento comparten el mismo origen (ad + venire, aproximación a lo que viene)—. Ese año se asomaron por el calendario amigos con los que he viajado en mapas físicos o compañeros de etapa para entretenernos con historias fantásticas de aventureros, pioneros, visionarios o exploradores.

Adviento 2017 nació con el recuerdo de la caja de postales navideñas que abríamos los días previos a las vacaciones, un ritual que nos entretenía muchísimo de pequeños a toda mi familia. Repasar las estampas y descubrir caligrafías con dedicatorias nos fascinaba. Puede que encontrar el mismo lote de postales sin estrenar con delicados motivos florales fuese lo que interiorizó en mí que el mundo vegetal estaba estrechamente relacionado con la Navidad.

Adviento 2018 encuentró su sentido en el recuerdo de las navidades en que el trino de mi canario llenaba nuestra casa, en el deseo de aprender algo de ornitología y de que las estaciones y el calendario no lo marquen ni el cierre de trimestres, ni los objetivos, ni los exámenes, sino la llegada de los pájaros.

El año pasado Adviento 2019 viajaba por el calendario recordando acontecimientos importantes y, este año un suceso que saldrá en todos los calendarios de efemérides paralizó nuestros trabajos, nuestros movimientos, nuestros abrazos, nuestras fiestas y casi todos los eventos a nivel mundial.

Todos alguna vez hemos moldeado plastilina, hecho castillos con arena y muñecos de nieve, amasado pasta para tartas o rosquillas…, porque el hombre siempre ha necesitado tocar y esculpir desde que vivíamos en las cavernas. Un poco más tarde, decía Vasari que «el escultor saca todo lo superfluo y reduce el material a la forma que existe dentro de la mente del artista»; por eso este año es el momento de compartir escultura, un arte de esfuerzo que ennoblece, que consiste en dar vida a los materiales, que se disfruta despacio, que no se explica, que no sirve para nada y a la vez despierta todos nuestros sentidos (trasciende, conmemora, enseña, adorna…), disfrutemos del tiempo de las estatuas, bienvenidos a Adviento 2020.

Este año más que nunca, deseo que el blog sea un lugar de encuentros, espero que tantas figuras no sean una pesadez y que sirvan para montar un buen Belén.

Gracias por volver y bienvenidos a Adviento.